Iogrea

37º tenemos en Getafe.
El cansancio nos hace perezosos y entre pitos y flautas se pasa la mañana pero metemos las bicis y a Frodo en el coche y a eso de las 18:30 estamos como unos señores aparcando en Navacerrada.
La tarde está cayendo y se nota en la temperatura. A la sombra ya se está muy agradable e incluso comienza a soportarse el sol.


Pillamos la vereda para ir a la Barranca y comienzo a ponerme Antonio Gala como dirían mis amigos. La tarde invita a ello. Estamos prácticamente solos, cielo azul intenso despejado y no el azul clarito mierda en suspensión que tenemos por el sur.


Los pinares se reflejan en las tranquilas aguas del embalse de la Barranca y los parking están prácticamente desiertos a estas horas ya que la gran mayoría de gente están agrupándose para ver el fútbol.


Tan sólo estamos nosotros y los últimos corredores del gran Trail de Peñalara que nos los cruzamos en el tramo de pista de la Barranca. Madre mía que valientes!! 60km a pata que se están metiendo para el cuerpo.

Nosotros enfilamos por la senda Ortiz. Menudo cambio frente a las cascadas que corrían el mes pasado pero... así son las estaciones y bajo la luz del atardecer el bosque viste sus mejores galas.


Silvia estrena automáticos y todo buen estreno de automáticos implica un moyitazo. Ella no iba a ser menos y me la encuentro enredada con la bici y Frodo chupándola y saltando para intentar desenredarla ;)


Bonita y tranquila vista la que se disfruta a estas horas desde la pradera y ya sólo queda bajar!
La trialera de Bambi está superseca y el surco se está marcando demasiado pero más o menos se deja hacer.

Yo me voy encontrando bastante bien. Para arriba iba de lujo, la rodilla no me ha molestado. A ver que tal se porta en la bajada.
Elegimos una sencilla así que bajamos por la Sal. Interminable sendero con curbitas cerradas al principio y más abiertas al final que nos deja en la pista a la Fonda Real.


Silvia killer ataca de nuevo y se quita la espinita del moyitazo y una parcelita que había comprado en bambi y tan sólo queda senderear un poco para llegar a Navacerrada y volvernos a casita.


No han sido ni muchos km ni desnivel ni enormes trialeras pero me vuelvo a casa con las pilas cargadas y una sonrisa tonta que se me queda al recordar lo bien que me lo paso con algo tan sencillo y barato como disfrutar de la tranquilidad del monte. Lástima el paseo que tenemos los sureños!