Iogrea

Hace ya casi un mes, ya el año pasado (qué rápido pasa el tiempo!!! ) aprovechamos el puente de la inmaculada para conocer una zona a la que Silvia le tenía ganas. La Alsacia francesa.

Un vuelo de easyjet pillado a tiempo para Basilea nos transportará hacia nuestro destino. Así que tempranito pero sin madrugar nos encontramos en Barajas para tomar el avión.
Tras pasar los estúpidos controles donde cada uno hace lo que quiera y terminas medio en pelotas y con el portatil desmontado, la cámara radiada y según quien te toque te hacen más o menos caso nos toca buscar el embarque.

Está al lado del control y parece que todo va en orden así que mientras tanto desayunamos. Menos mal que verificamos la puerta porque han decidido cambiarla y, aunque no está muy alejada hay un pequeño paseo.

La puerta es la última C antes de tener que pasar los controles de policía para vuelos fuera de la unión europea pero curiosidades del diseño comparten 2 B con 2 C los mismos finger y como lo tienen genial organizado... se cruza la gente de los vuelos de manera que tanto control... en fin!

El mostrador está detrás de una puerta corredera de seguridad y ya es la hora y aquí no hay nadie. Preguntamos si se entra desde donde estamos o desde los internacionales y nos mandan para el otro lado. No nos convence y preguntamos a la policía y nos dicen que lógicamente se entra desde donde estamos puesto que es de la UE.

No somos los únicos y vienen varias chicas de la zona internacional que se habían dado el pirulo extra haciendo caso al inútil de antes. Creyendo que llegan tarde una chica empuja la puerta "de seguridad" y salta la corredera dejando las 4 puertas abiertas.
Todos los de la sala de espera nos dirigimos al mostrador haciendo cola y 5min más tarde... ya unos 10min más tarde de la teórica hora de entrada... aparece la responsable y viene chillando como una loca.
Qué hacéis ahí!!
Vamos todos al otro lado de la puerta!
Habéis roto la puerta!!!
Todo esto chillando y con pocos modales. Será pedorra la tía tardona que no sólo llega tarde a su trabajo si no que además nos culpa de algo que no tiene sentido?
La chica, muy responsablemente, dice que ella es la culpable de la puerta y la pedorra venga a protestarla.
Menos mal que todos lo hemos visto y nos encaramos con la pedorra porque ya se quería merendar a la chica. La verdad que se merece un par de reclamaciones esa mujer...
Sin darnos explicaciones nos mantienen al otro lado de la puerta mientras que el tiempo pasa y más de 30min tarde por fin embarcamos, aunque aún nos queda casi otra hora hasta que por fin despega el avión.

Total, aterrizamos en Basilea con tiempo lluvioso con unas 2h de retraso.
La salida del aeropuerto no tiene complicaciones aunque si que es muy curioso ya que es frontera de 3 países (Alemania, Francia y Suiza) y según la puerta por la que salgas así pasas la aduana y estás en un sitio u otro.
Nosotros salimos por la zona Suiza y pillamos el bus hacia Basilea, que nos sale gratis por estar alojados en la ciudad.

Nos bajamos en la estación de tren y tras ubicarnos enfilamos al albergue, que está como a 300m. LLegamos a las 15:00 pero no se puede entrar hasta las 15:30. Fuera llueve así que pasamos el rato cotilleando en internet con la wifi.
A las 15:30 abren la recepción y nos asignan una habitación en la primera planta. Mira que hace 2 meses que hicimos la reserva con cama de matrimonio pero ahora van y dicen que no les queda grrr. En fin, ese detalle aparte la habitación está bien y las duchas y servicios los tenemos a 3m.

Pertrechados con el chubasquero y paraguas nos disponemos a hacer nuestra primera investigación por la ciudad, que comienza con una comida que ya va siendo hora desde ese temprano desayuno...

Lo tienen bien pensado y tenemos transporte en toda la ciudad gratuito mientras que dure la estancia. Podríamos haber cogido cualquiera de los tranvias que salen de la estación pero preferimos un recorrido a pie para familiarizarnos y comenzar a descubrir los famosos mercadillos navideños. Atracción de temporada de la zona.



Anda que te anda aparecemos en la plaza del ayuntamiento con su emblemático edificio rojo.





Y tras pasar por una de las antiguas puertas de la ciudad medieval amurallada terminamos calentándonos con una buena taza de vino caliente. Es curioso, pides el vino y te alquilan la taza. Si la devuelves te reintegran 3 francos y si no pues te la quedas. Como es bonita y decorativa, la primera taza va para nuestra colección.



Hace frío pero ha dejado de llover al poco de comer así que la primera impresión es buena y volvemos contentos al albergue. Una peli en el netbook para relajarnos y a la cama que mañana toca descubrir más sitios!