Iogrea

Muchos marrones y pocas satisfacciones así que va siendo hora de escaparnos un ratito por ahi y desconectar de los problemas.

El sitio elegido... Estocolmo, no nos quedan muchas capitales europeas por recorrer y hay que ir cerrando el cerco.



Jueves 18:

Como buenos amantes del riesgo pillamos un vuelo con Ryanair... si si, con Ryanair. Muchas quejas se han oído pero nuestra experiencia nos dicta que nunca hemos tenido problemas con ellos ni las compañías de bajo coste y las únicas veces que hemos sufrido overbooking, nos han perdido la maleta o similar ha pasado con Iberia y sus secuaces.

Salimos a eso de las 3 puntuales y llegamos 5 minutos antes de lo previsto con el característico toque de trompeta de la compañía. Durante el camino no hemos podido ver nada más que nubes ya que salimos de Madrid chispeando y llegamos igual a Estocolmo.

La única pega es que el aeropuerto está retirado y hay que coger un autobús que te coge en la puerta del aeropuerto y te deja en la puerta de la estación central de Estocolmo. El autobús se puede comprar el ticket en la propia terminal, a la salida o por internet. Si lo haces por internet como nosotros te ahorras unas pelas y sobre todo la cola.
En total 75e de vuelo y 29 de autobús por persona.

A las 8 nos deja en a estación central y echamos a andar por Klaravergsviadukten hasta el cruce con Sveavägen. Remontamos hasta el metro de Radmansgatan y estamos en nuestro hotel. Unos 10min andando así que hemos triunfado.

Los precios Nórdicos no tienen nada que ver con España actualmente. Tras rebuscar bastante tiempo en booking y similares para encontrar un hotel BBB descubrimos que el precio es bastante más elevado. Los albergues vienen saliendo casi 100e la noche (hay para elegir 4 estrellas en España por menos...) con baño compartido y normalmente habitación sin ventanas. Pero sobre todo, no dejan el chek-in después de las 18:00 y nosotros llegamos bastante más tarde.
Es algo que me choca pero lo constatamos en varios hoteles más. Muchos no tienen ventana ya que son sótanos o zonas ciegas. Algo que en España no se da. Tenemos fichados un par de hoteles sin ventana con buena pinta pero descubrimos el Rex Hotel

Son 20e más que un albergue pero tiene desayuno buffet incluido, baño en la habitación y tiene pinta modernillo. Resulta todo un acierto. Es pequeñito pero cuco. La habitación es de pequeñas dimensiones pero limpia, moderna, ordenada y con todo lo necesario.
Dejamos las cosas y nos vamos a deambular un poco por la ciudad que ya hay hambre después del viaje...

Desde la estación hasta el hotel hemos recorrido un enorme centro comercial abierto ya que las 2 calles por las que hemos estado forman parte de unos modernos edificios cuyos bajos son todo tiendas o restaurantes así que podemos elegir.

Terminamos cenando cerca de la biblioteca nacional y nos vamos a dormir que mañana toca patear!



Viernes 19:

Abrimos un ojo... miro por la ventana... y el cielo sigue gris plomizo. En fin, al menos no está diluviando.
El desayuno se sirve en una terraza acristalada del patio interior muy mona y hay lo suficiente como para terminar satisfechos.
Hay unos 10 grados pero casi no hace aire así que se está bastante bien. Eso si, chispea así que el paraguas será nuestro gran aliado. En el hotel hay un montón que te prestan así que yo me llevo uno, que el que he traido es enano e incómodo.
Agradezco haber dejado la reflex y la mochila en España porque se hace un coñazo estar protegiendo la cámara todo el rato. Fijo que en algún sitio la hecho de menos pero con la compacta habrá que defenderse...

Hemos estado mirando si merecía la pena la Estocolmo card y parece que sí. El billete de transporte es carillo y el bono de un día también. Con la tarjeta te entran 2 días de transporte por cualquier zona y la entrada total a todos los museos importantes y alguna visita más.
La broma sale por 75e por persona pero merece la pena respecto a pillarlo por separado y te evitas la cola para entrar en todos lados.

Como buenos turistas nuestros pies serán el principal motor así que desandamos Sveavägen y en 10min estamos cruzando el puente que nos lleva al parlamento.


Estocolmo está compuesto por una serie de islas comunicadas entre si por puentes. Realmente las islas son parte de un fiordo del báltico pero no se aprecia esa magnitud a pie de calle.
Los edificios no son excesivamente originales aunque están bien conservados y le dan uniformidad a la ciudad. Tan sólo vimos un edificio que se apartaba de las líneas rectas del resto enfrente del ayuntamiento:


El ayuntamiento alberga el salón donde se entregan los nobel y sólo se puede recorrer con visitas guiadas, es el que más pronto abre así que enfilamos nuestros pasos para allá y tenemos suerte, la siguiente visita en inglés es en 5min.

Es un edificio de ladrillo rojo rectangular con una alta torre que personalmente no me impresiona mucho. Tiene sus curiosidades como la sala donde se celebran los nobel y su órgano, uno de los más grandes de Europa pero vacío impresiona menos ;)


El recorrido nos lleva a visitar diversas estancias y pasamos por debajo de la torre,

por los escaños,


por el pasillo de recepciones,


en la antesala de la sala dorada hay una bonita vista de Södermalm


y la curiosa sala dorada. No le encuentro el significado a esta sala dentro del ayuntamiento pero hay que reconocer que curiosa es.



Acabada la visita descubrimos que la lluvia nos da un respiro así que aprovechamos para retratarnos a los pies del ayuntamiento


antes de proseguir viaje en dirección a Gamla Stan, el barrio antiguo.

Desandamos nuestros pasos y volvemos a cruzar por el patio del Parlamento y llegamos a los pies del castillo, una rampa nos deja en el patio de armas y llegamos justo a tiempo para ver el cambio de guardia.



Ya que entra en la tarjeta y no tenemos que esperar cola nos recorremos el Palacio Real y las diferentes colecciones. Está bien pero claro, comparado con los grandes palacios que ya conocemos se queda pequeño y austero.


Pasamos buena parte de lo que queda de mañana deambulando por las callejuelas del barrio antiguo, llenas de tiendecitas, bares, restaurantes y pequeños callejones escondidos y estrechos.




Damos la vuelta a la isla y ya hay hambre así que buscamos un buen sitio y, al ser viernes hay menú del día a 85 coronas. Unos 11e por persona. Está en plena plaza roja, al lado del museo de los Nobel.



Ensalada buffet, agua con o sin gas y el café y las pastas entran en el precio. El plato principal es salmón o carne. Pedimos uno de cada y la verdad que ambos están muy ricos. Eso si, el salmón no tiene nada que ver con el que estamos acostumbrados. Es más suave y con diferente textura.

Yo arrastro un constipado que tengo en pleno explendor así que voy con mi moquero a todas partes, los ojos achinados y la cabeza dando golpes... en fin, es lo que hay así que se hace lo que se puede.



Pasamos por la catedral y enfilamos dando un paseo hacia los muelles, vemos que hay un barco que da una vuelta a Djugarden y apretamos el paso porque es el último viaje. Nos cuesta un poco dar con la dársena de donde sale pero finalmente llegamos en el último momento y lo pillamos.


Es un paseo agradable y tranquilo con guia en varios idiomas con unos auriculares pero yo me pierdo la mitad entre cabezadas jeje. Entre el constipado y la paliza andando que llevamos se agradece un sueñecito de 10min...


Madre mía, si que está cundiendo el tiempo. Son las 4:30 y ya hemos hecho casi todo lo que queríamos hoy. Como tenemos tiempo de sobra vamos andando desde la Opera hasta la estación central y pillamos un metro de la línea verde que nos lleva a Globen a ver el globo de Ericsson. Una enorme estructura esférica que alberga un espacio pluridisciplinar.


Subimos en el ascensor y como es el atardecer podemos disfrutar de unas preciosas vistas de la ciudad.



En la misma línea, unas paradas más al norte estamos de nuevo en la zona del hotel y aprovechamos para ver el interior cilíndrico de la biblioteca nacional de Estocolmo y ya hay hambre y ganas de cenar así que recorremos la zona comercial hasta dar con uno del agrado y vuelta al hotel a dormir que hoy con la tontería llevamos una buena paliza encima.