Iogrea

Sábado 20:

El día aparece por el estilo, unos 10 grados y lluvia intermitente.
Tras desayunar y coger fuerzas para el resto de la mañana cogemos el metro para acercarnos a la isla de Skansen, donde queremos visitar el museo Vasa y alrededores.

Nos pasamos una estación y sin querer llegamos a una de las famosas estaciones del metro de Estocolmo y es que, el metro es un enorme museo abierto gratuito.
Muchas de las estaciones están construidas en cuevas naturales y han mantenido parte del techo original y las han ido decorando con diversas formas de arte.
Así, unas 100 estaciones tienen algún motivo artístico.

En la que nos encontramos, el techo tiene la siguiente forma:


y observar unos bocetos en el hormigón de la pared


cuando nos bajamos en la estación correcta podemos ver que toda la pared del andén es una exposición fotográfica!


Con el paragüas a veces abierto y a veces cerrado bordeamos el museo Nórdico y llegamos a la entrada del Vasa, donde se encuentra perfectamente conservado un barco del mismo nombre que se hundió el día de su inauguración al tener más carga inferior de la que podía desalojar sus cámaras de aire.


Es el museo más visitado de toda Suecia y como no llueve y se está agustito pasamos gran parte de la mañana contemplando el barco y leyendo las diferentes explicaciones de cada cosa al mismo tiempo que intentamos sacar algunas fotitos.




Al salir nos vamos a ver el museo Skansen, en la isla Djurgarden, un museo/zoo/parque temático ubicado colonizando toda la colina.


En él encontraremos diversas clases de animales y sobre todo, construcciones típicas nórdicas de granjas y caseríos.


Unido a los espectaculares tonos amarillos y naranjas del Otoño, que ya está en todo su explendor en Suecia, se hace un paseo muy agradable y ameno a pesar de la incordiosa lluvia.


Deambulando por el parque se ven molinos, granjas y hasta reproducciones de pequeños pueblos.



Terminada la visita y con los pies algo fresco tras todo el día estar pisando charcos y agua pillamos un tranvía hacia la ópera para pillar desde ahí autobús a Söderlman


Subimos al mirador de Söderlman andando por unas escaleras puesto que el ascensor que reseñan las guías se encuentra parado desde hace tiempo. La vista se ve empobrecida por las verjas protectoras y el mal tiempo pero aún así conseguimos sacar alguna foto aceptable.


Ya es la hora de comer así que recorremos la calle principal de este barrio y damos con un restaurante a buen precio donde nos ponemos hasta las cejas con un rico menú del día por 135 coronas (unos 15e por persona)


Mi constipado se me ha bajado al pecho así que ya no tengo tanto moco pero unas toses... que llevar los pies mojados no arregla demasiado pero bueno, en el restaurante hemos entrado en calor. Las zapas son de goretex pero tienen ya su tralla y por arriba si fuerzas... termina entrando.


Bajo un cielo cada vez más amenazante vamos buscando un paseo mirador del que hablan en las guías. Parece que va a pie de agua pero realmente va al otro lado de la calle, y 30m más arriba ya que hay un impresionante muro que bordea toda la cara norte del barrio de Söderlman.


Desde arriba, efectivamente disfrutamos de las mejores vistas de la ciudad pero la nube negra se ceba con nosotros y desde ahí a la estación nos cae un jarrazo de agua de impresión, las calles se convierten en ríos y los vaqueros terminan calados hasta la rodilla así que aprovechamos que es la misma línea que lleva al hotel y nos tomamos un merecido descanso en el hotel mientras escampa y nos cambiamos de ropa.

Aunque ya es de noche, aún queda mucha tarde ya que aquí a las 5 es prácticamente noche cerrada así que aprovecho la wifi del hotel para buscar información de las mejores estaciones de metro decoradas y hacemos una lista de las que nos pillan medianamente cerca y aprovechamos que es nuestro último día con bono de transporte para recorrerlas todas y disfrutar de esta curiosidad.

Así encontramos diversas tonalidades y estructuras que van del azul,


al verde


o al opresivo rojo



las 2 mejores estaciones son las de la isla central pero están en obras así que nos quedamos sin poder visitarlas. En su lugar aprovechamos que ya no llueve para deambular por el barrio antiguo con un cierto aire fantasmal debido a la niebla y aprovechamos para ir buscando un sitio donde cenar.


Con las visitas a las estaciones se nos ha pasado la hora Sueca habitual de cenar y un restaurante que teníamos mirado ya ha cerrado así que nos damos un poco a la aventura y terminamos cenando en un restaurante ambientado vikingo. Se llama Aifur
Unas escaleras bajan a un sótano y nos abre la puerta uno vestido con pieles de época jeje.


Las mesas son corridas, las copas de barro, los tenedores de 2 pinchos únicamente (con el desquicio que eso conlleva para pinchar la comida), velitas, música en directo... en fin, divertido para pasar una noche.
No es barato pero la comida está buena y pasamos una noche agradable y diferente antes de dar nuestro último paseo nocturno y volvernos al hotel para descansar antes de afrontar nuestro último día en Estocolmo.